Internet Source: El Universal.com, October 6, 2000
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Expertos evaluarán las acusaciones del libro 'Oscuridad en El Dorado' sobre el supuesto genocidio en Amazonas
Recien empieza un análisis del papel que tuvo una misión estadounidense en territorio yanomami a finales de los años sesenta
Ana Cecilia Reinoza
El Universal
Caracas- Ha pasado muy poco tiempo para confirmar las acusaciones que asoma Patrick Tierney en su libro Oscuridad en El Dorado, contra un grupo de científicos estadounidenses que, supuestamente, propagó una epidemia de sarampión que mató 'a cientos, quizá miles' de yanomamis en Venezuela a finales de los años sesenta.
Las únicas certezas que se manejan es que la misión sí existió en esos años bajo el liderazgo del investigador James Neel y que, efectivamente, los patrones de salud de esa tribu indígena en cuanto a índices de morbilidad y mortalidad cambiaron radicalmente a partir de esa misma década.
Sin embargo, sobre todo aquello que 'se dice' que hicieron los estadounidenses, por ahora, nada se sabe.
Conocer la verdad es un proceso que apenas empieza, según Horacio Biord, jefe de la división de servicios técnicos de la Dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Educación. Y es que, así como esta, muchas historias ya se han contado sobre la vida de los yanomamis, algunas sin base, mientras que a otras difícilmente se les da crédito, pese a lo mucho que han afectado la dignidad y supervivencia de la tribu.
En todo caso, el primer paso tomado por la Dirección de Asuntos Indígenas para evaluar la veracidad de estas acusaciones ha sido la formación de un grupo de expertos, que analizará las acusaciones que se revelan en el libro y las pruebas que el periodista utilizó para sustentarlas. Allí se dice, por ejemplo, que Neel propagó deliberadamente la epidemia para comprobar la fortaleza del sistema inmunológico de estos indígenas y sus posibilidades de sobrevivir ante la introducción de enfermedades exógenas. Su arma fue la vacuna de sarampión Edmonston B, de comprobados efectos secundarios y que eventualmente fue retirada de toda circulación a principios de los años setenta.
El autor igualmente acusa al polémico etnógrafo Napoleón Chagnon de manipular información para comprobar su tesis sobre la naturaleza violenta de este grupo indígena.
Con la ayuda de la narración de estos hechos a profundidad, los especialistas Nelly Arvelo, Sergio Arias y Francisco Hernández emitirán un juicio que servirá para que la Dirección de Asuntos Indígenas considere pertinente o no llevar el caso a organismos como la Fiscalía o la Defensoría del Pueblo, a fin de que se abra formalmente una investigación en esta materia.
No en vano, tal como lo señaló la misma Asociación Americana de Antropología en un comunicado: 'Si se prueba que (estas acusaciones) son verdaderas, constituiría una seria violación de los derechos humanos de los yanomamis y de nuestro propio código de ética'.
Evidencias dormidas
Pero el camino para saber qué fue lo que pasó está pleno de dificultades. 'Conocemos, por ejemplo, a través de varias publicaciones que este grupo de investigadores vino al país y que incluso compartieron en algún momento con investigadores venezolanos', dijo Biord. 'Lo difícil es comprobar cuáles fueron sus experiencias de campo'.
Y es que para ese momento el organismo que gerenciaba los asuntos indígenas estaba adscrito al Ministerio de Justicia. Desde allí se otorgaban los permisos necesarios para emprender cualquier expedición, a excepción de aquellas misiones oficiales que tenían luz verde para su trabajo.
Lo que no se sabe es si el grupo de Neel también contó con esa licencia para hacer su investigación. La verdad está dormida en los archivos que quedaron en el Ministerio de Justicia, tras el cambio que sufrió esta división al ser trasladada al Ministerio de Educación en 1976.
Algunos vacíos
Por otra parte, la drástica reducción de la población yanomami a partir de los sesenta ha tenido hasta ahora varias explicaciones. Entre las razones del fenómeno se ha tomado en consideración la 'introducción de enfermedades exógenas, los cambios en la dieta y la sedentarización en torno a las misiones, lo cual es algo ajeno al patrón ecológico de la selva y que alienta la expansión de las epidemias', resaltó Biord.
Se habla incluso para esos años de un estimado de la población yanomami, y por falta de censo, sigue siendo un ponderado la rápida disminución que sufrió esta población.
Sin embargo, en el supuesto de que los experimentos de Neel y Chagnon sean verdad, se estaría abordando el problema como una matanza y, por tanto, como el peor maltrato de los tantos que ya han recibido los yanomamis a lo largo de su historia.
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