Darkness in El Dorado Controversy - Archived Document


Internet Source: El Nacional, December 26, 2000
Source URL (Archive.org): http://www.el-nacional.com/archive/result.asp?file=/archivedata/2000/12/26/pc3s1.htm&rest=Tierney

La química del amor

Con resonancias magnéticas buscan los fundamentos del enamoramiento

La sintomatología de la "afección" incluye euforia, hiperactividad, pérdida de apetito y de sueño. Sin embargo, aproximadamente al año el cerebro produce menos químicos y la pasión se deteriora. Las probabilidades más altas de divorciarse, de acuerdo con un estudio, se ubican en el cuarto año de relación

John Tierney

The New York Times

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Cuando el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, trató de explicar en una rueda de prensa cómo su amor se trasladó de su esposa a otra mujer, lo hizo en los siguientes términos: "El hecho de haber crecido independientemente uno del otro nos separa más y más con el pasar de los años. ¿Quién sabe por qué pasan estas cosas?". Si Giuliani realmente quiere una respuesta, debe ofrecerse como voluntario para el experimento de Helen Fisher.} Con la esperanza de descubrir por qué la gente se enamora y desenamora, Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers, está estudiando los resultados de resonancias magnéticas de neoyorquinos que están "locamente enamorados".

Conjuntamente con científicos del Colegio Universitario Médico Albert Einstein y de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook, Fisher trata de analizar cuáles son los lugares del cerebro que se activan con los pensamientos de un enamorado.

Luego de identificar un patrón en las estadísticas de divorcios en todo el mundo, Fisher se dispone a probar una teoría unificada sobre el amor. En todas las sociedades, el momento en que una pareja tiene mayores probabilidades de divorciarse se ubica en el cuarto año de relación. Fisher cree que este ciclo es el remanente de la temporada de reproducción de nuestros ancestros.

"Creo que un hombre y una mujer deben permanecer juntos al menos hasta que su hijo camine y se destete para que pueda ser cuidado por otros. Lo que quiere decir que el cerebro humano se relaciona con un circuito que promueve la unión de parejas por al menos cuatro años. Es como los Petirrojos del Central Park, que están programados para pasar juntos sólo una temporada de reproducción". El cerebro humano fomenta lo que Fisher identifica como los tres aspectos del amor: lujuria , atracción y unión.

La lujuria es producto de la testosterona y es la causante del impulso inicial que nos hace buscar pareja. Luego, tenemos la atracción, el enamoramiento verdadero, que Fisher atribuye en parte a los bajos niveles de serotonina, una sustancia química que se encuentra en el cerebro y que se relaciona con la sensación de bienestar.

Entre los enamorados seleccionados para el experimento, Fisher observó más atentamente a aquellos a punto de caer en lo que los psicólogos llaman "pensamiento intensivo" o, en la jerga de los cantantes, el conocido "no puedo dejar de pensar en ti". Al igual que los trastornos obsesivo-compulsivos, el pensamiento intensivo en la pareja se relaciona con bajos niveles de serotonina.

Otros síntomas comunes del enamoramiento son la euforia, la hiperactividad, la pérdida de apetito y del sueño. Fisher cree que esta sintomatología es producto de los altos niveles de dopamina y norepinefrina, estimulantes naturales como la cocaína y las anfetaminas.

"La gente adora estar enamorada porque el amor es una cumbre química", señala Fisher. "No obstante, esa cumbre suele terminar luego de un año aproximadamente, probablemente porque el cerebro produce menos químicos o porque los receptores se adormecen. El amor se deteriora y así debe ser. De lo contrario, todos moriríamos de agotamiento sexual". El amor evoluciona y este avance es lo que nos permite establecer distinciones entre varias parejas potenciales de apareamiento o conservar la energía de apareamiento y enfocarla sólo en una pareja. Para el momento en que esta energía ha engendrado un hijo, el cerebro ya ha pasado a la siguiente fase, la unión, un estado caracterizado por sentimientos de seguridad, comodidad y unión espiritual con una pareja estable. Fisher opina que esta etapa se produce como resultado del aumento de los niveles de vasopresina y oxitrosina. Ya se ha demostrado que esta es la causa de la unión entre animales. La unión es el sentimiento más duradero, mucho más que la lujuria o el enamoramiento, pero también puede menguar o quedar relegado por otros sentimientos.

"La cuestión está en que tres sistemas no siempre están bien conectados en el cerebro", explica Fisher. "Una persona puede sentir seguridad en su unión con alguien, sentir amor y romance por otra persona y al mismo tiempo sentir lujuria por un extraño que aparezca en una revista. Cuando caminamos arrobados de amor hacia el altar, lo hacemos impulsados por la unión de estos tres sentimientos. Sin embargo, el cerebro no mantendrá esa mezcla para siempre. No estamos hechos para asentarnos tranquilamente en una relación duradera", explica Fisher.

La química del divorcio no se limita a los agentes cerebrales que inducen nuestras emociones. Los humanos evolucionamos con una corteza prefrontal capaz de ayudarnos a no caer en esas tentaciones extramaritales. Por ejemplo, la posibilidad o deseo de obtener un puesto en el Senado bastaría para que un hombre o mujer trate de preservar su matrimonio, aun cuando los químicos del amor hayan dejado de fluir en su cerebro hace mucho tiempo.

"La corteza prefrontal calcula constantemente las condiciones y deficiencias de una relación. La cuestión está en que el ser humano tiene demasiado energía en función del apareamiento y debe decir cómo gastarla", señala la especialista.

Versión: Virginia Febles

Selección de pareja

Philip Cohen - New Scientist

Con la idea de analizar cómo se desarrolla el proceso de selección de la pareja, científicos de Estados Unidos inhibieron la producción de la "hormona del amor" en roedores genéticamente alterados. El experimento demostró claramente cómo funciona la popular hormona entre los mamíferos. El cerebro de los animales segrega oxitocina u hormona del amor, cuando el animal está por comenzar una relación, cuando encuentra pareja y cuando espera crías.

James Winslow, de la Universidad de Emory, en Atlanta, conjuntamente con sus colegas, reveló fuertes evidencias según las cuales la oxitocina estimula la "memoria social".

En el experimento se observó que aquellos ratones en los que se inhibió la producción de la hormona no reconocieron a sus parejas, a pesar de haberlas visto antes. Los ratones machos huelen a sus hembras para saber si son las indicadas; este proceso de reconocimiento dura aproximadamente 40 segundos.

Pero, si el ratón la ha reconocido previamente y la vuelve a ver, el proceso tomará menos tiempo. Los ratones modificados actuaban en cada encuentro como si fuera la primera vez que veían a la hembra. Otros aspectos de estos ratones no se modificaron en lo absoluto, lo único que sufrió cambios fue la memoria social. Luego de administrarles una dosis de la hormona, la memoria social de los roedores se restauró rápidamente.

Versión: Virginia Febles